Fue la mejor manera de estrenar la furgoneta en un verano de novato.
Sur de Francia y la curva de Mónaco. Italia y Milán, hotel de lujo en la azotea de Venecia, el lgo de Bled, parapente en Eslovenia a los pies del Triglav y unas playas de rocas y erizos en Croacia. Menos mal, que Dubrovnik nos permitió resarcir este deseo de disfrute con su muralla y su puerto. Mostar era el cierre con su puente de la Paz, allí donde poco tiempo antes, no había más que guerra.